Habiéndonos dado esta pausa para abrir el baúl de los ayeres, éste es uno de mis primeros retratos hace casi exacta- mente siete años.
La modelo:
La somnolienta Adriana Méndez Alfaro, mi primera gran musa y por quien descubriera yo varios talentos aguardando mi intromisión.
Una musa tan inalcanzable como los sueños en que aquella tarde de octubre se sumergió.
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