Aquí un dibujo viejo (2003) de un cupido que ha crecido en un robusto querubín y en su madurez ha descubierto que flechar personas con los elixires del amor acarrea consigo la reflexión, el entendimiento y el compromiso, y en su mirada nos contagia sus profundas cabilaciones, que no por ello ha reparado en su mítica travesura.
¡Te Quiero Tanto, Dany!
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