viernes, 12 de diciembre de 2014

Hubo una Sandra


Recientemente recibí la comisión de dibujar a una mujer, suponía la cosa ser un regalo. No tengo idea de cómo sucedieron las cosas, pero ese dibujo no llegó a su destinataria. Le mando un cordial y animoso abrazo a mi amigo, esperando que encuentre en su andar a la merecedora de sus detalles.

Y por favor, no me malentiendan. Hay veces que aunque una persona sea especial, increíble y maravillosa, sucede que no lo es para nuestra historia, o bien, no lo es uno para la suya. Cuando la reciprocidad no existe, tampoco lo puede una relación. Y esto, aunque nos pese, no es la culpa de nadie.

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