En Querétaro solo puedo pensar en una cosa... SOL... MUCHO SOL.
Llega en pequeñas oleadas, soplando bocanadas asfixiantes de calor en cada cresta de su oleaje.
Entra sin llamar a la puerta, entra antes que tú. Te despide y te recibe siempre con grande abrazo.
¡Por eso me encanta! Porque abraza sin preguntar y siempre con todas sus fuerzas.
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