Para ser sincero, no me agradan los gatos como criaturas con las que habitar. No obstante, les reconozco la envidiable pose y la elegancia con la que calculan sus movimientos. Son de una precisión y gracia tan exquisitas, que es inevitable el deseo por dibujarlos. Aquí un gatito para conmemorar los 25 años de mi amiga Poch.
¡Felicidades!
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