¿Qué puede uno hacer mientras espera a que comience un evento, a que toque tu turno de pasar a ventanilla, a que llegue tu cita, a que muera el cangrejo?
Infinidad de ideas y pensamientos invaden a la mente ociosa que ha descubierto en su destino al exquisito pasatiempo de esperar. En estos ávidos cerebros deseosos por el sentimiento de utilidad es donde los crucigramáticos y sudokeros relucen sus más desarrolladas destrezas; es donde hambrientas neuronas sorben desquiciadas una tibia sopa de letras; es donde el poeta tacha, desprecia y reescribe los mejores versos de su lucidez intercambiándolos por los peores de su locura; es donde una desprevenida UVA le saca punta a su bolígrafo y corrompe con la más negra tinta la prístina castidad de una núbil hoja en blanco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario